El elemento es esencial para la vida, ya que forma parte de todas las células del cuerpo.
Fuente ABC.es
No todo lo que se dice sobre el colesterol es cierto. Según el periodista Ramón Sánchez-Ocaña, en su libro ‘Vivir bien sin colesterol’, este elemento es esencial para la vida, puesto que forma parte de todas las células de nuestro cuerpo. Acá te mostramos los primeros cuatro mitos, de los ocho que ABC recopiló del libro:
1. El marisco tiene mucho colesterol
Según han comprobado los científicos los mariscos son ricos en esteroles, entre los que está el colesterol, es cierto, pero no en la medida que se creía hace unos años.
2. El colesterol es una moda
Las dolencias cardiovasculares son una auténtica epidemia y reducir el colesterol es una medida de primer orden para comenzar a superarla. Es verdad también que, hasta hace muy poco tiempo, la única medida que podíamos tomar era la dieta estricta y que sus resultados eran escasos.
3. Es bueno bajar mucho el colesterol
Hay que reducirlo únicamente si está muy elevado. Los especialistas aconsejan que el nivel óptimo debería estar alrededor de 200 miligramos/decilitro. Cuando el colesterol llega a los 150, bajaba el riesgo coronario, pero aumentaba el riesgo de padecimientos graves de colon.
4. Lo natural es siempre mejor
Tendemos a identificar natura con bueno y, por tanto, llegamos a pensar que todo lo procesado es artificial. Hay cosas naturales que nos benefician y las hay que resultan perjudiciales. Identificar natural con sano, con bueno, atribuyéndole más virtudes que a lo procesado, es falso.
5. Las nueces tienen demasiadas grasas
«Si, pero buenas», aclara. Es verdad que, como todos los frutos secos, las nueces tienen un buen porcentaje de grasa, pero también lo es que, en conjunto, ofrecen unosácidos grasos muy beneficiosos. «Por ejemplo, en 100 gramos de nueces hay 5,6 gramos de ácidos grasos saturados (no saludables)… frente a 12,4 gramos de monosaturados (como los del aceite de oliva) y 47,5 gramos de poliinsaturados (como los del omega 3)», compara Sánchez-Ocaña.
6. El infarto ocurrió por culpa del estrés. «Puede influir, pero hay otros factores», apunta. «Quienes han sobrevivido a un infarto dicen, casi en su totalidad, que fue debido al estrés profesional. No obstante, casi todos ellos tenían un colesterol muy elevado y muchos, además, fumaban. Pero no es al tensión o la irritación del estrés lo que afecta al corazón, sino que en el proceso de estrés se movilizan las grasas y se deposita el colesterol».
7. El colesterol de la madre no influye en el del bebé. «No está demostrado», contesta el autor de «Vivir bien sin colesterol». Su explicación radica en que, aunque todos los niños del mundo (y de todas las razas) nacen con la misma tasa de colesterol y, por consiguiente, esta se puede considerar independiente de las cifras que tenga la madre,los recién nacidos pueden heredar una predisposición a tenerlo elevado. «De hecho, se han efectuado estudios muy interesantes sobre épocas de hambruna: cuando las madres sufrieron escasez de alimentos durante un tiempo prolongado (por ejemplo, en la segunda guerra mundial), sus hijos tuvieron una tasas elevada de colesterol al llegar a la edad adulta», relata.
8. El ajo ayuda a rebajar el colesterol. Esto, según este experto, «carece de toda base científica». Aunque esta idea es bastante popular, no se ha demostrado. Un estudio de la Universidad de Exeter (Reino Unido) concluye, tras muchos análisis, que la eficacia de este alimento contra la hipercolesterolemia no es estadísticamente significativa.
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